Toros, toreros y toreos

El comentario de Ángel Arranz

Mezclas Ayer diez de mayo, otros siete mansos salieron al ruedo, seis hermanos y un pariente de Los Bayones. Mansos con malas ideas y algún noblote ingenuo. Nula bravura ofrecieron a Tejela, David Mora y Nazareno… perdón, Antonio Nazaré, con aires de buen torero y malo con los aceros. ¿Y qué se puede hacer con esos “productos” ganaderos? Poco, y lo que haya que hacer, ha de hacerse con esmero. Cada toro tiene su lidia; lo que no es de recibo, es intentar la misma lidia a casi todos los toros… porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible o cansino. Es decir, los toros mansos, aunque no son los apropiados para hacer el toreo bonito o bello –ojo, no es lo mismo-, sí que ponen a prueba el oficio, recursos y sabiduría de los espadas o descubren la maestría de los toreros de plata en bregas, banderillas y varas. O sea, dentro de las dificultades que plantean los toros mansos hay espacio para demostrar las calidades y cualidades de unos y de otros. Y el costo de la entrada incluye el posible lucimiento de los “subalternos”. Ayer, las cuadrillas en general anduvieron correctas… mejor que sus “jefes”. Por parte de los matadores, destacar la réplica por gaoneras -voltereta incluida- de Mora a un vistoso quite por chicuelinas de Nazaré. Sí, el sevillano de Dos Hermanas, además, dibujó varios muletazos de mano baja en figura del toreo. Pero hay que tener más unidad, continuidad y variedad en las lidias para llegar a los máximos objetivos con naturalidad y sin mareos. La recuperación de la bravura con un punto de fiereza y sentido en los toros de todos los encastes, y la superación y exigencia propia de los toreros en sus repertorios, son mezclas –solo las justas- necesarias y fundamentales para empezar a ver con claridad el borroso horizonte por el que atraviesa el arte de torear. De verdad.             ¡Qué toros compran estos emprendedores!             Son mezclas de mansos, blandos o lelos             Aburren a las pacientes ovejas             Otra tarde sin orejas             Esto nos huele a camelos             De mediocres o vulgares promotores