jueves, 16 de mayo de 2013

Toros, toreros y toreos


El comentario de Ángel Arranz

Chapuzas
Sientes curiosidad por la majestuosidad y grandiosidad de las mejores óperas y de sus intérpretes. Pero estás casi canino. Ves difícil alcanzar uno de tus sueños por la carencia y carestía de las butacas más solicitadas.
De pronto, te llega una invitación inesperada y privilegiada para asistir a una representación en el monumental Teatro de la Ópera de París.
Te entra como un agradable cosquilleo en la espera y el deseo. Antes de tiempo, te has puesto las mejores galas. Estrenas ropa interior y exterior, baño mejor que ducha, perfume mejor que fragancia. Pareces más guapo o más guapa. ¡Que ilusión!
Vas predispuesto o predispuesta al placer… a lo que haga falta.
Mucha elegancia en la entrada. Pasillos y otros espacios cargados de historia y gloria. La unidad de todo el marco es otra belleza. ¡Que gozada!
Cruzas la puerta hacia los palcos, bullicio refinado, cuando llegas a tu asiento, miras al Norte, Sur, Este y Oeste del aforo. Por fin, ves y te fijas en el escenario.
¿Qué ocurre?
Afanosos trabajadores y trabajadoras mal pagados y en precario, están fregando el suelo, quitando musarañas, y en algunos momentos, tirándose de los pelos. Esperas media hora en el limbo en vez de en el cielo. ¡Que chapuzas!
Chiringuitos al margen, una puesta a punta ocurrió ayer en Las Ventas… referencia museística y mundial de la Tauromaquia.
Señoras y señores responsables o irresponsables de la Marca España, no basta con la intención para lograrla. Hace falta categoría, formación, calidad, ejemplaridad y precisión para dar credibilidad a su realización. ¡Pido su dimisión!
Del resto de la función, informa mi compañero Rafael Cabrera Bonet “El Doctor”

            San Isidro es taquillero
            Las Ventas gozosa y llena
            Pero la puesta en escena
            Es de rastrillo, tractor y gamuza
            Van de selectos ¿y son catetos o gentuza?
            Treinta minutos de espera, qué pena
            Para acondicionar el albero
            ¡Qué embusteros y chapuzas!


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