lunes, 2 de septiembre de 2013

Primera novillada de un ciclo que no lo es

Madrid, 1 de septiembre de 2013. Menos de un cuarto de entrada. 6 novillos de Aurelio Hernando, desiguales de presencia y hechuras, mansos, flojos en general (a pesar del excesivo castigo sufrido en varas), de juego diferente pero con posibilidades. Jorge Escudero fue cogido por el primero que le infirió un par de cornadas graves. Diego Fernández, silencio, palmas y ovación. Jesús Duque, silencio, palmas, palmas.

No pudo comenzar peor el ciclo de encastes singulares (me gusta nombrarlos así, mejor que minoritarios, que lleva un no sé qué de rechazo en su acepción). Y no sólo por el grave suceso acaecido antes –incluso- de dar el primer lance del festejo, sino por lo acontecido horas o días antes. Me explicaré.
Jorge Escudero acudió a porta gayola para recibir al primero de su lote. Craso error. Estamos cansados de repetir lo innecesario del lance, lo etéreo del mismo, la falta de sentido de aquel, y más si se le da al primero de los astados lidiados de una ganadería que muchas veces desconoces por completo. Lo de ayer fue un desastre anunciado. Las dos cornadas sufridas por Escudero en su muslo izquierdo dan buena fe de ello, una con dos trayectorias de veinte centímetros cada una, y la otra de 15 cm contusionando el paquete vascular, lo que le hizo sangrar copiosamente. No tenía sentido. El novillo salió parado, mirando, enterándose. Ya entonces le gritamos que se pusiera en pie –hay testigos de ello-; hizo un amago hacia el diestro y se volvió a quedar, éste le citó de nuevo, en el angosto espacio entre ambos y un nuevo amago del novillo le dejó ya por entero a su voluntad. Y sobrevino la cogida con la gente en el otro extremo de la plaza, revolcón y nueva cornada hasta que llegaron los del quite… Y todo, por desgracia, para nada. Hay que replantearse la suerte, sin duda, y su poco valor –del del torero no nos cabe la más mínima duda, conste-, porque aporta poco a la tauromaquia, es lance que, como suelen ser las largas, se da para quitarse al bicho de en medio y “largarle” a otro paraje donde me permita recomponer la postura o la faena capotera, lance casual y de fortuna que casi nunca tiene ligazón con otros pases o lances con el percal; pase, en suma, innecesario o contraproducente en tantas ocasiones. Lance apenas exhibido para mostrar valor o reconciliarse con  una parte del público tras una mala faena…

La cogida, antes del primer capotazo de Jorge Escudero, en la que se aprecia ya la herida del muslo izquierdo (Foto: las-ventas.com)
Esto aparte, volvamos sobre el meollo de la cuestión, que no es otro que el de la mala gestión de la primera plaza del orbe taurómaco. Se nos anunció a bombo y platillo, los programas así lo cantaban, una novillada del Hoyo de la Gitana, ganadería con origen en la de Alipio y con encaste Santa Coloma, que siempre ha sido del gusto de la afición madrileña –aunque ya casi nadie se acuerde de aquellos interesantes encierros de tres décadas ha-. Y de la novillada prevista tan sólo uno pasó el reconocimiento veterinario… ¿Pero qué clase de veedores tiene la empresa? ¡Qué timo más monumental, como la propia plaza, a los aficionados que no tengan internet para consultar si ha pasado o no el fielato veterinario! Se aducen “descoordinaciones motoras”, por problemas de “motricidad” como reconoce la nota de prensa de la empresa:

“La novillada de Hoyo de la Gitana (encaste Santa Coloma) anunciada para este domingo en la Plaza de Las Ventas no podrá lidiarse al haber sido rechazada en el primer reconocimiento, casi en su totalidad, por problemas de motricidad. Por imposibilidad de sustituirla con otra novillada del mismo encaste, se lidiará en su lugar una novillada de Aurelio Hernando, aprobada esta mañana, aunque esta ganadería no se considerará como encaste minoritario.”
Y un cuerno… Como no se publican las actas del rechazo la “versión oficial” es ésta; pero ya me gustaría a mí saber la cruda realidad. Mucho me temo que la ganadería que con tanta afición llevan los hijos de Ignacio Pérez Tabernero no tuviese ganado apropiado para la plaza de Madrid... a estas alturas de temporada.  Quizá si los ganaderos hubiesen sabido hace meses que se contaba con ellos para septiembre hubieran podido prepararla, pero me temo que la noticia –como suele hacer el tripartito- les fuera anunciada apenas unas semanas atrás, y con tan exiguo plazo, y con los requerimientos para una plaza de primera y de la categoría, no de Málaga o Valencia, sino de Madrid, la cosa era extremadamente complicada; y más a final de temporada, cuando mucho del ganado con más aptitudes y cualidades de trapío ha podido salir ya para otros cosos. El buen hacer habitual de la nefastísima empresa madrileña.

El cuarto de los lidiados (sexto en el programa), Casero, todo un toro en tantas plazas (Foto: las-ventas.com)
No queda ahí la cosa… En el absurdo comunicado, la empresa se cura en salud –dos de ellos, en el tripartito, recuerden, son ganaderos en la propia Unión de Criadores- anunciándonos que sí, pero que no, la vacada sustituta de Aurelio Hernando no es considerada como “encaste minoritario”, para que no haya problemillas ni con la Unión ni con la Asociación. ¡Váyanse al cuerno! ¿Entonces para qué la traen? ¿Sólo por cumplir el compromiso adquirido con el ganadero antes de la absurda nota de ambas asociaciones ganaderas que negaban el origen veragüeño de la ganadería? Como ya hemos hablado largo y tendido en este blog del asunto, lo dejamos aparcado e invitamos al curioso a que bucee en el mismo para encontrar nuestra propia opinión. En el fondo de todo está la ineptitud de la empresa y de sus veedores para traer algo que cumpla con la exigencia de Las Ventas, y sea de un encaste poco habitual, alejado de los Domecq, Núñez o Atanasios habituales.
Y junto a ello, la elección de la terna para enfrentarse –lo hemos dicho también mil veces- a una ganadería más o menos complicada –al menos no del  enfermizo y atontado encaste habitual- y con el trapío que se pide en Madrid. Las Ventas no es plaza para rodarse, ni siquiera debería ser plaza de oportunidad para novilleros –y sin embargo debiera serlo para matadores en este periodo estival, algo que ha suprimido esta infame empresa-. Es plaza de reválida, para mostrar aptitudes y conocimientos, maneras y clase entre los más jóvenes. Dos de los anunciados ayer hacían su primer paseíllo en la plaza y uno de ellos fue Jorge Escudero, que tan mal librado salió del encuentro. Éste, con 24 años, no había toreado nada –según el programa- en 2012 y eso que debutó con los del castoreño en Valladolid el 15 de mayo de 2010 –hace tres años y medio- y no cuenta con apoderado en la actualidad. El otro debutante –mucho mejor librado, por cierto, de su examen- Diego Fernández, 26 años, hizo el paseíllo en cinco ocasiones el año precedente y lleva ya otros tres años y pico como novillero con picadores. Y el tercero en la lid –para mí que no ha avanzado nada- Jesús Duque, 22 años, ya había pisado el albero de la `plaza de Madrid y era el que contaba con mayor bagaje en su haber, 18 novilladas en 2012. Como ven una terna especialmente escogida para enfrentarse a la primera plaza del orbe, con su público y su ganado, por más que, como cualquier domingo, hubiera 2500 personas de aforo y la mitad de ellas fueran de allende nuestras fronteras. Fantástica programación del tripartito. Un éxito más que apuntar en su haber y también la responsabilidad de una cogida de gravedad.
No fue, en definitiva, una gran novillada, pero al menos se vieron cosas. Dos de los novillos se fueron con aplausos para el desolladero… quizá excesivos, pero reflejo de las posibilidades que encerraban y que no fueron aprovechadas como debieran por su matador, Jesús Duque.

Buena verónica de Diego Fernández al tercero (Foto: las-ventas.com)
El que sí dejó buena imagen fue el debutante Diego Fernández. Es un chico que maneja bien las telas, que tiene gusto y empaque, que sabe resolver y que si se olvida de esconder la pierna –ayer lo intentó un par de veces en dos novillos distintos, fue avisado por ello por los aficionados, y se decidió a cargar la suerte o a no mover la pierna de entrada en lo sucesivo- y mejora la suerte suprema, puede ser alguien en el “oficio” o incluso en el “arte”. Manejó tanto el percal –en unas buenas verónicas al tercero, con mucho empaque y maneras clásicas, cargando la suerte- como la franela, con soltura y solvencia y los aficionados –cla al margen- se lo agradecieron. Al primero, que toreó en sustitución de su compañero herido- no pudo hacerle mejor las cosas en sus inicios, llevándolo bien toreado por bajo, y siguió con afán de metérselo siempre, llevárselo a la espalda y tirar bien del novillo. Muleta adelante y mano baja para arrastrarlo hacia detrás en redondo, ¿no es eso por lo que clamamos siempre? Los de pecho fueron buenos, en algo me recordaron a los de Antonio Bienvenida, sin levantar demasiado el brazo de salida, y pasándose al bicho precisamente por donde debiera, por los pectorales. No es que sea ya un novillero cuajado –aun se le descubren algunas dudas, alguna falta de madurez-, pero quiere llegar y tiene aptitudes. Ahora bien, si sigue manejando la tizona como lo hizo ayer no llegará ni a la Avenida de los Toreros, menos aun, ni a la vuelta de la esquina. Un pinchazo sin fe, y un infame bajonazo, con desarme, rubricaron su primera actuación en Las Ventas.


Diego Fernández al natural en el tercero de la tarde (segundo en el programa) (Foto: las-ventas.com)
Como hubo cambio del orden de lidia, le correspondió matar tercero y quinto. En el primero de ellos, después de esas prometedoras verónicas, se enfrentó a un novillo con más gas que sus dos primeros y negros hermanos. Era el primer jabonero de la tarde. No hubo buenos inicios, como en el precedente, pero rectificó cuando le afearon el escondido de pierna y con la zurda supo atemperar la corta y algo brusca embestida del de Hernando hasta hacer de ello un buen pitón izquierdo. Y surgieron naturales mandones, largos y bellos, bien rematadas las tandas, para acabar muy bien a base de ayudados por alto –no simples estatuarios, por favor, bien toreado el novillo- y alguna trinchera de “marca”. Nuevo desastre a espadas: un pinchazo –literal- en la mano derecha del animalito, y un bajonazo lamentable con nuevo desarme, todo ello perfilado –como antes- desde fuera. En el quinto no le vimos con la capa, hubo un amago de delantales que ni eran oportunos ni correspondían al tipo de novillo, y con la franela, nueva muestra de calidades. Un tanteo con muchísimo gusto, con clasicismo, un intento de torear “a lo contemporáneo”, nuevamente recriminado, pero con exquisitez, y una faena desigual, sin continuidad, frente a un novillo que iba sin clase, con la cara alta, a veces saliendo distraído y otras metiendo la cara. Terminó a más, que es como deben los toreros, y ahí surgieron los mejores naturales de la faena y una tanda de adornos y complementos francamente buenos, trincheras, firmas o molinete incluidos. Un nuevo ejemplo penoso de suerte suprema, le dejó aquello en ovación: pinchazo en las costillas y una entera caída para rematar tan prometedor ejemplo de torería. Una pena.

Muletazo de Jesús Duque al cuarto... para allá (Foto: las-ventas.com)
Al que no le vimos nada fue a Duque. Su primer antagonista –el tercero previsto en el orden  natural del festejo- fue un novillo negro bragado, manso, muy flojo –como el primero de la tarde- y a cuyo escaso gas le opuso el de Requena poco interés. Faena anodina, insulsa, de pega-pases, casi todo siempre para fuera y en paralelo -¡qué diferencia con su compañero, por Dios!- y que nada dijo de principio a fin a pesar de una cla abundantísima. Media estocada entre la cuarta y quinta costilla -también literal- y una entera trasera, con el brazo por delante y silencio en la plaza. En el cuarto –que era el sexto anunciado-, más de lo mismo. El novillo nunca fue fijado por nadie, pero tuvo un buen pitón derecho a pesar de su mansedumbre en varas. Fue cogido el espada en el segundo muletazo y volteado de mala manera por estar completamente descolocado –se había cruzado ya varias veces con el capote por delante del viaje del bicho-, afortunadamente sin consecuencias serias pero se llevó un golpe en el occipital, probablemente de un derrote que le mandó el animalito estando ya en el suelo queriéndose incorporar… Con poca solvencia siguió tirando líneas para la gran muralla china, mientras el torillo iba y venía, aunque no fuera un dechado de calidades en la embestida. Por el pitón zurdo no hubo manera, calamocheo, brusquedad y poco viaje que no supo el novel matador arreglar como lo había hecho su compañero antes. Y para terminar, una estocada algo trasera y caída, también con el brazo por delante. La misma película en el sexto –el otro novillo aplaudido en el arrastre-, más toreo en paralelo, dando exageradísimas salidas y sin metérselo nunca, y eso que, al menos, se colocó algo mejor que en ocasiones precedentes… pero ¡ca!, ni con esas. El bicho llegó a darse a sí mismo un par de derechazos en los que metió la cara y se fue tan largo como pudo, pero les aseguro que el matador nada hizo por ello… aquello salió de entre los cuernos del astado. Siguieron otros muchos pases –entre el aburrimiento general y miradas al reloj -que pasaba tan lento que nos pareció imposible que no llegara el aviso del usía- antes de que Duque volviese a dejar una estocada caída y se terminara el suplicio entre unas palmas de amigos y familiares.
La novillada, en resumen, tuvo posibilidades, y vimos las prometedoras maneras de un diestro con futuro si aprende a usar el acero. Pero, acuérdense de que “puedo prometer y prometo” y que luego nunca pasa nada…

El primero, altote y feo de cabeza, fue el responsable de la cogida de Escudero (Foto: las-ventas.com)
Pd.: Como el orden de lidia del ganado se trastocó casi por completo, aquí les resumo el orden y señas de los novillos de Aurelio Hernando:
1º.- Bombonero, negro,  feo de hechuras y altote, algo escaso de trapío, 506 kilos, manso, bastante flojo y con poca casta,  salió distraído pero luego se centró más en la muleta.
2º.- Extremeño, negro bragado, un novillo que decía muy poco, 490 kilos, manso, igual o más flojo que el anterior, que fue a menos en la lidia.
3º.- Algarrobo, jabonero algo sucio, 460 kilos, aparentaba más de lo que en verdad era pero con una cabeza lamentable, digna de coso de talanqueras, manso enm varas, con un interesante pitón zurdo.
4º.-Casero, jabonero, 505 kilos, un toro en muchas plazas de provincias, manso y que se movió bastante, mejor por el derecho.
5º.- Secretario, también jabonero, guapo de cabeza, 492 kilos, manso en los caballos, y aunque sin clase y a media altura, con movilidad.
6º.- Vieira, negro salpicado, 487 kilos, manso y flojo pero con posibilidades y más calidades que las mostradas por su matador. 

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