sábado, 8 de junio de 2013

Toros, toreros y toreos

El comentario de Ángel Arranz

Motivos
Ayer, la corrida de Alcurrucén tuvo dos partes. En la primera, haciendo -¿honor?- al encaste Núñez, los toros andaban o se plantaban en o por los medios, sin fijeza, sin acometividad, abantos, casi huyendo de las llamadas de los toreros, poco que ver con el lucimiento de principio en los capotes. La segunda parte, después de salir de varas donde alguno empujó con fuerza… pero sin lo que entendemos por bravura.
Varas y banderillas calentaron a los toros y se vinieron arriba. Son como las personas correctas y pacíficas a las que se las considera casi tontas; pero, cuando las torean, destorean, insultan o humillan, les sale el genio, con razón, y se trasforman en oponentes de cuidado.
Los toros de Hermanos Lozano llegaron a las muletas con ganas de probar su propio “origen”, y de probar las cualidades y motivaciones de los toreros. Con más o menos intensidad o con más o menos continuidad, todos los toros tuvieron un porte que entraban en los parámetros del éxito, incluso alguno, en los parámetros para el triunfo de los lidiadores. Ya sabemos: cortar una oreja de verdad es el éxito, cortar dos orejas de verdad al mismo toro es el triunfo. Claro, pensamos y hablamos de Las Ventas. En esos márgenes se manifestaron los toros de ayer tarde, y solo uno fue al desolladero sin una oreja.
Con esa materia prima, imaginemos, en sus mejores tiempos, manos a manos con Luis Miguel y Ordóñez, Camino y El Viti, Capea y Robles, Ortega Cano y Rincón o Ponce y Tomás. Se van al desolladero sin la mitad o más de los oídos.
El mismo Manuel Jesús “Cid” cuando estaba casi canino, les hubiese formado un lío aunque fallase a espadas. Lo veo lejos de su origen sólido y torero (grande) con toros amenazadores y bravos. ¿Está desmotivado?
Tampoco el muy promocionado Juan Pablo Sánchez estuvo a la altura de su lote. Ni de lejos. Buena planta, buenas maneras… pero en pegapases mecánico y moderno, en ningún minuto recordó su origen mexicano ni la interpretación verdadera del toreo eterno. ¿Las motivaciones para vestirse de luces son confusas? Rectificar y clarificar es de lógica y de lógicos… aunque tengan o necesiten un punto de “locura” los grandísimos toreros.
Joselito Adame consolidó su reciente éxito en Las Ventas. Es posible que desde las nueve horas de la tarde-noche de ayer, haya tomado la categoría de ser el cetro, o de compartir el cetro del toreo mexicano. Brindó a su paisano el laureado diestro Eloy Cavazos. En ese corte de torero alegre, simpático, variado y vistoso con notas personales y clásicas, Joselito Adame, tiene sitio para verle con agrado allá donde lo anuncien. Su actitud y aptitud están siendo decisivas.
Ojo, con dejarse llevar por los “éxitos” del toreo moderno. El triunfo definitivo tiene más historia y profundidad. Veremos cuáles serán sus motivaciones y elecciones futuras en la expectante trayectoria torera que le espera.
Que Dios o los dioses repartan responsabilidad y suerte.

            El arte de torear nace:
            Del valor
            Del dolor
            Del calor
            Del color
            Del interior.
            El arte de torear se hace:
            Con naturalidad
            Con responsabilidad
            Con sensibilidad
            Con autenticidad
            Con expresividad
            Lo demás… es menos.

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