martes, 22 de enero de 2013

Triunfo del Juli en la México


No podía ser de otra forma. El Juli ganó la apuesta, el mano a mano, con el semi neófito Silveti, y acabó a hombros en su enésima actuación en el monumental coso de Insurgentes. Falló a espadas ante su primero, una res mortecina, rajada y escasa, ante la que anduvo absolutamente sobrado. Triunfó, con más penas que glorias, en un segundo toro de su lote, en el que su toreo dominador y poderoso hubo de ceder terreno al tremendismo por las escasas condiciones de su oponente… y no hubo opción con el quinto de la tarde que para nada serviría.

El Juli a hombros en el coso de Insurgentes
Pero la historia nos la habrán contado los medios oficialistas, y tantos otros, de forma más bien diferente. Empecemos, como hacen algunos aficionados y críticos imparciales de México, por el comienzo, que es por donde han de empezar todas las cosas. Como ya augurábamos días atrás, el lamentable encierro previsto, de don Fernando de la Mora, ante la inundación de comentarios adversos en las redes sociales, hubo de ser remendado con tres toros de Montecristo. Tal fue el cúmulo de críticas –ni fuimos nosotros solos, ni las nuestras, seguro, hubieron de hacer mella en ningún taurino al uso- que empresa y lidiadores tuvieron que afrontar la cruda realidad; la novillada no valía en conjunto, y tan sólo podían, con manga ancha, salvarse tres de los siete mostrados en las fotos del primer reconocimiento
Bueno está lo bueno. Así que las hazañas épicas, los inconmensurables manos a manos… ¡se construyen sobre la propaganda más que sobre la ética de comprobar quién es el mejor ante las reses más encastadas, serias y duras del panorama ganadero! No sé si les suena… La verdad es que las figuras de aquende o allende el Atlántico no parecen haber cambiado sus hábitos y costumbres ante la penuria y crisis de la fiesta actual. ¡Faltaría más! Un encierrillo de cucarachas preparado y envuelto para regalo y a ver si así convencemos al respetable de la inmensidad creadora del arte, la ética y el riesgo ficticio.
No funcionó… por esta vez, porque las redes sociales tienen su notable peso en una sociedad informatizada como la nuestra, pero a poco que se hubieran empeñado, o que no hubiesen divulgado –como bien suele hacer la empresa mexicana- las fotos de los “presuntos”, hubiera colado como el mismísimo encierro de aquellos toros de Coruche que a principios del siglo XX espantaban… hasta a los de las andanadas madrileñas del momento. Cuatro se fueron para casa… y tres de Montecristo (bonito nombre, por cierto, pero falso como el beso de Judas, acuérdense de la novela de Dumas padre) vinieron a remendar, sin remedio, el desaguisado previo. ¿Mejoró con ello el panorama? Pues mucho no; pero al menos no nos mostraron las impúdicas fotos de aquella pornografía táurica y asunto arreglado; la moral, usos y buenas costumbres quedaron a salvo.
Y se celebró el festejo. Y como no estuve por allí, permítanme que recoja las impresiones de quienes como espectadores físicos del espectáculo, si han vertido su opinión sobre el ganado, alaben con mesura o desmesura o critiquen la actuación de los diestros…, que de todo hay pese a triunfos y salidas en aúpa.

En el portal “De sol y sombra”, el Guerra comienza la crónica con un título esclarecedor: “Plaza México. 14ª Corrida de la Temporada: Faltó la sal en insípido mano a mano”, que pone los puntos sobre las íes en la ausencia de ganado digno de los epítetos con los que suelen anunciarse en los carteles. Y comentará: “Durante la semana previa al festejo, una vez aprobado el encierro originalmente reseñado de Fernando de la Mora, comenzaron las ruidosas protestas en las redes sociales por parte de un nutrido sector de un público que se sentía defraudado por el encierro terciado que habían seleccionado las administraciones de los coletas. Ante el tono elevado de las protestas y sabedores los protagonistas de que la tormenta les reventaría si no actuaban con cierta lógica, la empresa, autoridades y  apoderados decidieron echar para atrás tres de los toros mas anovillados de Don Fernando de la Mora, que a la postre serian sustituidos por tres de mejor presentación de Montecristo”. No obstante los elogios a Julián López, el comentarista dirá que “Esos mismos principios de igualdad y de señorío deberían de haber quedado patentes el día de ayer si “El Juli” hubiera optado por seleccionar otro ganado, ya que una vez más su capricho de torear toros de Fernando de la Mora le paso factura como la temporada pasada. Aunque es preciso señalar que en las dos ocasiones se reivindico con actuaciones solventes como las de ayer, dignas de un torero de época como lo es Julián. Sin embargo la actuación de “El Juli” parecía un flash back de una faena que le hemos visto una y mil veces en la México, ante toros descastados como los que lidió ayer. Tanto poderío y conocimientos desplegados por el madrileño, terminaron en un acto carente de emoción y de la necesaria sensación de peligro que debe trasmitir el toreo, cuando se le hace a un toro bravo”. Para el Guerra el diestro madrileño, en el toro del triunfo, “logró extraer algo de un pozo de mansedumbre, con el que logró hilvanar una larga faena por momentos con mucha firmeza, salpicada con arte y hondura”. Tras la estocada trasera… y a su modo (véase la imagen), le concederían las dos orejas… Primero y quinto fueron, a su parecer, “toros parados que cayeron como un balde de agua fría en el publico de dulce, que iba dispuesto a presenciar un triunfo histórico”. Y por último, al hacer la ficha del festejo comentará sobre los lidiados: “Tres toros de Fernando de la Mora sosos y tres de Montecristo, de los que solo destacó el corrido en 6o. por su transmisión, todos sospechosos de afeitado”, detalle, por cierto que, en cuanto a sospecha subscribimos y que sólo él destaca en la “prensa libre”...

El Juli en el arrimón al tercero, tras tirar la muleta,  una fiera con dos pitones...
En “Zacatecas en Imagen. El periódico de los Zacatecanos”, tras destacar en titulares “Triunfa el Juli en la México”, se destacará que los toros fueron “todos de buena presencia y con un juego de regular a aceptable” (¡!), algo que luego se desmentirá… pero no pasa nada. Así del primero de la tarde, “Cominito” de 480 kilos, de Montecristo, más adelante comentará que era “un burel de poco juego”, es decir que apenas se movió, y mejor aun, que se rajó, fantástico. El del triunfo, “Aguanieve”, de 543 kilos, de Fernando de la Mora, permitió a Julián dar “una cátedra de buen toreo ante un rival de poco juego y con el que se pegó un arrimón valiente, lucido y templado, por ambos lados del descolorido ejemplar”, así que imagínense lo que había entre manos, una res que apenas se movía y de la que el Juli sacó un gran partido porque técnica y dominio no habrán de poder negarle ni sus menos incondicionales. Y con “Ilusión”, de 533 kilos, de Montecristo, el tercero de su lote en este mano a mano, El Juliya poco pudo hacer, luego que el burel resultó el lunar, con poco juego y bravura”, así que aquilaten las condiciones de ese ganado que según la ficha fue “de juego regular a aceptable”. ¿Aceptable para quién…? No se preocupen, tampoco los de Silveti mejoraron el resultado en conjunto: en el segundo “el poco juego del toro evitó cualquier intento de lucimiento”, en el cuarto, “el burel empezó con bravura y terminó con sosería, lo que evitó un trasteo de mayor mérito”; y en el sexto y último, Silveti cortaría una oreja tras faena “en la que dominó a un débil rival, lo que tuvo gran mérito” (¡!, nuevas admiraciones de mi parte). Todo fantástico, al parecer.

Sigamos y paso al frente. El semanario Aplausos, en su versión digital, no se detiene en consideraciones menores y abre –como suele ser habitual- con grandes elogios “Un portentoso Juli abre la puerta grande en la México.- El madrileño, que paseó dos orejas del tercero, cuaja una faena arrolladora y plena de autoridad”. El primer toro les merece este juicio: “Abrió plaza un toro de Montecristo, bien hecho, noble, de buena condición y que salió suelto en los primeros compases” y en la faena de muleta el Julicon el animal más rajado, alargó en exceso la faena”. El “lío” al tercero lo hizo en “un arrimón de órdago”, que no sé si les suena…, y “Abusó del toro en una demostración de poder extraordinaria”, lo que todo junto suena a que Julián anduvo tan por encima de las escasas condiciones de la res que apenas hubo rival (también hay foto del pobre animalito, de sus mínimos pitones, y del arrimón). Y el quinto, “fue un ejemplar deslucido que nunca llegó a humillar. El Juli trató de alargar las embestidas pero siempre en la media altura”, vaya, hombre, ¡qué prodigio!. Tampoco las “fenomenales” reses de Silveti fueron mucho mejores; el segundo “Largo y más despegado del suelo”, según Aplausos –lo que no sé muy bien si quiere decir que anduvo más de pie que sus hermanos julianos, o que era más altito de cruz-, “Embistió siempre a media altura, con brusquedad y saliendo distraído al final de cada muletazo. Deslucido y descastado…” así que nada de nada; el cuarto, “no tuvo ni la calidad ni la bravura de aquel” (se refiere al homónimo que encumbró a su padre en el mismo coso), y fue “un toro que se vino a menos”; el sexto, al menos, fue un toro que embistió mejor por ambos pitones… si no fuera porque sus fuerzas hicieron que se acabara pronto, añado yo. Oreja concedida con facilidad y protestada parcialmente después.

Julián en el las dos orejas, en buen pase de pecho, aunque no muy ajustado
Miguel Ángel García, en “ESTO”, titula su crónica “Anotación para la fiesta brava”, y enjuicia muy poco a la materia prima del festejo. Sólo destaca que el Julino tuvo opción” en su tercer antagonista, mientras que al tercero de la tarde “se lo comió”. En términos generales dirá que “Los toros de Fernando de la Mora y Montecristo parecieron cortados por la misma tijera, ya que en comportamiento prácticamente han sido igual, han dejado mucho que desear y en presencia ya ni hablar”, lo que nos da una idea general del ganado de esta hazaña épica del mano a mano.

Horacio Soto Castro, titula su relato “El Juli le hace faenas al mismo diablo.- Cortó dos orejas por una de Diego Silveti”. En general, dirá que hubo “tres toros de Fernando de la Mora y tres de Montecristo, que dieron un juego irregular, pero estuvieron bien presentados sobresaliendo el que abrió plaza”, algo que en cuanto a trapío se desdice de todo lo que comentan unos y otros (hay quien, para no mojarse, pasa por alto el asunto), pero que refleja el juego del ganado: “irregular”, unos malos y otros… peores, con “problemas” salvo el primero (¡!) o “complicados”, como los llamará, “que no permitieron florituras” refiriéndose a los de Silveti, algo que a priori no es malo porque podría hacer creer que eran toros con casta, exigentes… pero ¡quiá!, nada de aquello, ya verán. Ese primero bueno, a su parecer y a todas luces, se “fue a tablas”, que, como todo el mundo sabe, es comportamiento de toro bravo y boyante… por no entrar en otras cualidades; el Juli marró con la tizona y quedó la cosa en ovación. El supuesto diablo, el tercero de la tarde, le merece estos pobres juicios –sería diablo por lo malo, no por lo fiero-: comenzó “echando las manitas por delante” en el capote que suele ser síntoma de escasez, sigue diciéndonos que “El toro no fue un flan, tuvo sus complicaciones, se vino a menos el toro”, que confirma mi juicio, aunque el Julise fue para arriba y estuvo valiente, metido entre los pitones”; a buen entendedor, pocas palabras bastan. Al quinto titular, “poco le pudo hacer y viendo que la gente se empezaba a desesperar cortó por lo sano”, imagínense… Los de Silveti “tampoco colaboraron para tener una tarde triunfal”, inenarrable… ¡Vaya corridón de toros!

Araceli López en “El Economista” afirmará en titular que “El Juli se lleva el mano a mano ante Silveti”. Comenzará informándonos que “El cambio de última hora en el encierro titular no presagiaba cosas buenas, las condiciones de algunos ejemplares de Fernando de la Mora no reunieron los requisitos y quedó parcheada la corrida con tres toros de Montecristo”. Gran gesto previo, desde luego. Tras comentar que ambos diestros estuvieron muy por encima de sus oponentes, destaca que el Juli se pegó un arrimón y “se jugó la vida sin miramientos” en el tercero, y eso a pesar de reconocer que “El toro no quería embestir” y que Julián “se dio el lujo de tirar el engaño frente a su enemigo” que debía ser la fiera corrupia… Dos orejas culminaron su labor tras un… “estoconazo que hizo rodar sin puntilla a su enemigo”. Su tercero reunió “nulas condiciones” y el español abrevió. ¡Pues qué bien!, qué grandes oponentes. Pero no hubo favoritismos, no se apuren, “el menor de la Dinastía Silveti, Diego, se mantuvo tesonero toda la tarde ante el poco o nulo juego que dieron sus toros”, dirá como resumen.


El "estoconazo" del Juli al tercero de la tarde... sin comentarios
Con “Juli sigue siendo el rey” abre su crónica nuestro buen amigo Octavio Lagunes, a pesar de que, a su juicio, el festejo tuvo un “Gran ambiente que no cumplió con las expectativas del público”. Los toros le merecen este juicio: “Ganado de Fernando de la Mora parchados con tres de Montecristo. Los de Don Fernando (2, 3 y 4) rajados y mansos; los de Mercado Lamm (1, 5 y 6) tuvieron más movilidad, destacando el que cerró plaza. 1º débil, 2° noble 3° fijo, 4° manso, 5° nunca bajo la cabeza (luego le dirá “quedado”), 6° el de embestida más clara”. Así que ya ven… poco hay dónde rascar. 

José Manuel Espinosa, tras titular “Juli, un maestro”, nos relata que “Se lidiaron toros de dos ganaderías: Fernando de la Mora y Montecristo, las cuales dejaron mucho que desear por su comportamiento, el ganado estuvo deslucido y soso para la lidia”. Afirma, en efecto, que el primero se rajó; que en el tercero el Julise inventó una gran faena con un toro sin clase y se pegó un buen arrimón”, y que el quinto “fue imposible para triunfar”. El pobre Silveti, “se encontró con un lote de toros a contra estilo. No tuvo suerte con ninguno, se le vio verde como su vestido”. Nihil novum sub sole.
Guillermo Leal, desde México pero para la edición digital del diario madrileño ABC, titulará la crónica “Un rotundo Juli apasiona en la México”. Alaba las maneras de Julián en el primero –del que nada dice en cuanto a condición-, y le faltan los epítetos para subrayar la faena al tercero… un bicho al que “hubo casi que empujarlo con los muslos para que embistiera”, ¡mi madre! El arrimón fue espectacular, “los pitones del animal estaban ocupando el mismo espacio que el del cuerpo del torero”, algo que, al menos, reconoce… es contra natura. Echo de menos el juicio al quinto, pero es que como el maestro nada hizo y abrevió, el cronista también apura otro tanto. De Silveti nos contará que “pechó para colmo con el lote menos toreable y siempre se mostró dispuesto y entregado”. A las claras se ve que no fueron los de David cosa del otro jueves… Le gustó la presencia de los toros (para gustos hay colores, desde luego), aunque a buena parte de la crítica local no le ocurriera lo mismo, ¡qué le vamos a hacer!, y pásmense, eso se debe al propio maestro de Velilla: “un punto que debe agradecérsele a Julián, pues inclusive, ya aprobado (¡!!) el encierro de Fernando de la Mora y previendo que no hubiese mínima protesta, trajo, en acuerdo con la empresa y con las autoridades tres toros de Montecristo para emparejar el encierro”. Vivir para ver… o para leer. ¿Quién fue el veedor que contra los intereses del espada madrileño seleccionó los toros a priori? ¿La empresa, que acaso quería hacer remiendos, la afición, los veterinarios, la presidencia? ¿Quién escogió las raspas iniciales o las finales? Atención: ¡el Juli fue quien salvó la dignidad de lo lidiado! Lo que hay que leer por ahí... o por aquí. ¿Y por qué se cambió el ganado?, no fue porque las fotos mostraran nada, fue porque el Juli quiso “emparejar” la corrida para que no hubiese protestas; luego deduce que las hubiera habido si se hubiesen soltado las sardinas previstas… ¿por quién? Amen. Eso sí, afirmará en la ficha del festejo que de los titulares de Fernando de la Mora fueron “muy deslucidos con desesperante falta de casta” y que los de Montecristo “salvo el quinto que fue soso; el primero tuvo calidad y emotividad, y el sexto nobleza”. ¡Hombre!, calidad y emotividad puede tener el osito Winnie Pooh, no un fiero toro de lidia, al que tradicionalmente puede adjetivarse como noble, boyante, encastado, fiero, bravo… Un toro que además se rajó a tablas… ¡caramba!

Winnie Pooh, sí que tiene calidez -o calidad- y emotividad
Paso al frente, Javier Trejo en el diario “La Prensa” con “El Juli, máximo triunfador”, comenta que el Juli, con el 199 –segundo de su lote- se las tuvo ante un toro “difícil y complicado” pero no por sus aviesas condiciones, sino porque “se le quedó a media embestida”, probablemente porque no podía más. Destaca el rajado de su primero y que el quinto fue complicado y peligroso porque “calamocheaba en sus embestidas, que eran a media altura”, pero que en realidad –se le escapa- era “un toro sin transmisión y que no le permitió mayor lucimiento”; ¡ah, bueno!, eso era en definitiva. Poco más, en definitiva, sobre el ganado lidiado en el mano a mano.

Fíjense lo que dice, en el pretitular, Leonardo Páez en “La Jornada”: “Escogido ganado sin mayor lucimiento, da al traste con un pretencioso mano a mano”. Y es que el titular, también insistirá en aquello: “En tarde sin bravura pero empeñosa, El Juli corta dos orejas y Diego Silveti una”. Y debajo continuará añadiendo más carne en el asador: “En el decimocuarto festejo continuó el desfile de mansos, ahora de De la Mora y Montecristo”. Y es que nos contará que fue un “Encierro modesto y parcheado en el mano a mano”. Es demoledor en su juicio: “Allá en el fondo, ¿qué pensarán los cabales, que dijera José Cueli, sobre los intentos de los promotores más ricos en la historia del toreo para montar estos cachondeos para ingenuos, bautizados entre otros esfuerzos verbales como duelo histórico, reñido desafío y mano a mano esperado entre una figura mundial del toreo y un magnífico prospecto aún en proceso de maduración técnica y emocional? Desde luego la empresa de la Plaza México debió parchar la anunciada corrida de Fernando de la Mora -que incluía tres novillones indignos de esta y de otras plazas y de una confrontación tan pretenciosa- con tres ejemplares decorosos de Montecristo. Esta emergente combinación permitió, si no la predecible apoteosis de marcas toreras, que no de toreros, por lo menos el decoroso desempeño de los alternantes con algunos de los astados, sobre todo el tercero de De la Mora y el sexto de Montecristo, que si no…”. Añadirá que todo se preparó para que las “figuras”, pudieran “lidiar-pastorear- un modesto encierro parchado, pobre de cabeza y escaso de bravura de Fernando de la Mora y Montecristo, de antemano cantado como fiasco para el encuentro profesional supuestamente más serio del momento”. Y es que a su juicio, “así está el momento, en lo taurino y en lo demás: de la macafú, pero con premeditación, alevosía y ventaja por parte de los inefables taurinos, sin suficientes aficionados ni nuevas autoridades que los hagan entrar en razón. El público bastante hace con todavía ir y pagar”. Echa en cara al Juli su falta de compromiso en los momentos que vive la fiesta: “El Juli, maestro de tauromaquia de muy altos vuelos ante lo que le pongan enfrente pero sin tener una idea clara del grave momento que vive la fiesta de los toros en el mundo, continúa viniendo a hacer la América y a abusar del público sencillo que con capacidad de pagar carece de medios para exigir”, lo que no es óbice para que alabe los buenos momentos de sus faenas al primero y tercero. Opina lo mismo que un servidor sobre el tercero, un bicho con peso pero sin trapío, reconociendo que al final aquello fue “el gustado numerito en México de lidiar habilidoso a una mesa con cuernos” y nos enteramos que “recibió dos orejas, mientras los despojos de su enemigo eran ruidosamente pitados”. En su desmitificadora crónica, acabará apuntando que “Con perdón a juleros y silvetianos, lo más torero de la tarde estuvo a cargo del subalterno Christian Sánchez, que luego de dar una vuelta completa en la misma cara del toro para evitar más capoteo, colocó un increíble par al cuarto de la tarde”.

El diario “Hidrocálido” nos llama la atención con un titular que dice “El Juli impresionante corta dos orejas y Silveti entregado una”, así sin coma que valga. Del ganado sólo apunta que “Se lidiaron tres toros de Montecristo, primero, quinto y sexto, y tres de Fernando de la Mora, segundo, tercero y cuarto. Encierro que fue descastado en líneas generales. El primero con clase se rajó al final, el quinto muy malo sin opciones y el sexto cumplió nada Más. Los de De Mora el segundo soso y deslucido, el tercero y cuarto cumplieron sin pena ni gloria”.


La “Vanguardia” mejicana titula “El Juli supera a Silveti”. Iremos entresacando el juicio que sobre los toros irá haciendo el cronista. Así, el primero, “un ejemplar de Montecristo, metía bien la cara en los engaños, pero carecía de la fuerza suficiente para colaborar con el torero”, fenomenal. Y además, buen concepto de la tauromaquia. El Juli dosificó el toro (¡qué barbaridad!), aunque “No permitió mucho el de Montecristo, se terció, huyó”, y allá que le siguió Julián para fallar a espadas. En el tercero vespertino, “El de Fernando de la Mora se agarró al piso y, cuando hacía el viaje, apenas regalaba media embestida”, o sea que apenas andaba y no pasaba; vino después el arrimón y la marimorena, “jugándose la vida”. El quinto no valdría un ardite, y es que, al parecer, “no ofreció mayores garantías al español”; ¡pues vaya! De los de Silveti, poco más, en el segundo “intentó todo frente al deslucido toro que despachó”; en el cuarto, “no encontró la magia de aquella tarde ya mítica, el toro regateaba la embestida”; pero en el último que, al menos, “también tenía su guasa, no transmitía y llevaba la cara arriba” estuvo mejor y cortó esa oreja por los pelos. 

Se podrían traer más ejemplos a colación, pero creo que con lo mostrado basta y sobra para hacerse cargo de la última conjunción estelar en el universo taurómaco. El Juli, dos orejas en la México, ¡enhorabuena!

1 comentario:

  1. Pués a pesar de todo lo que ,magnífica y exhaustivamente se detalla en ésta entrada,tendremos que seguir soportando a los "istas" de turno y lo que es mucho peor,las mentiras contumaces e interesadas de los medios que aquí escriben de toros, engañando y mintiendo como cosacos para poder subsistir a costa de los elevados al Olimpo,ya que los aficionados no compran ese folleto propagandístico y los "istas" deben de leer poco,porque si no se los quitarían de las manos.
    Sigo la Temporada"Grande" de la México - ¿cómo será la Pequeña?- por Televisión y siento pena ,rabia y asco de lo que allí se muestra ,e incluso escucha,a través de los "espíquer".Si aquí la Fiesta tiene media en las agujas, que más pronto que tarde la pondrá patas arriba,allí tiene una entera de la que sale muerta de los vuelos de la muleta.
    Enhorabuena por abrir ventanas y que corra un poco de aire fresco.

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