lunes, 3 de diciembre de 2012

La boina de Las Ventas

Se acordarán del famoso dicho que rezaba “Ponerse el mundo por montera”… Pues a Las Ventas, mucho más modestamente, le están calzando una boina de abrigo, de las buenas, calada hasta las orejas y por bajo de las cejas de la pobre plaza.
El arquitecto, Silvio Escolano, explicó que se trata de una estructura de 160 toneladas, de 102 metros de diámetro y 75 metros de altura (¿¿??), que puede tener calefacción y que asienta en 60 apoyos (cada dos apoyos sujetan 4.500 kilos). La estructura, como comentaba, se colocaría en quince días y se desmontaría en sólo 8. Fabricada con un cuidado sistema, ha sido utilizado recientemente para estructuras de los JJOO de Londres.

(Foto: El Mundo.es)

Miembros de Taurodelta, como José Antonio Martínez Uranga y José Luis Blanco, comentaron que la cubierta nace tras un acuerdo entre la empresa tripartita y Warner Music, que será la encargada de todos los eventos musicales, sociales y culturales que se celebren en el coso. La inversión, según José Luis Blanco, “es de 4.000.000 de euros, que serán rentabilizados a lo largo del año en 29 espectáculos. El 50 % será en los meses de invierno y el otro 50% en los meses de verano”. Evidentemente, los espectáculos de verano se realizarán al aire libre, sin cubierta.
Cuatro milloncejos de euros de gasto, eso sí, para dejar la plaza cubierta en los meses invernales… durante este próximo año. Ya veremos si aguanta… no el peso de la boina –que me imagino contará con los estudios técnicos adecuados, teniendo en cuenta los graves problemas de cimentación y humedades del añejo coso madrileño, aunque están los tiempos como para fiarse tras del desastre del Madrid Arena- sino la fiesta en sí misma…
Y me explico. Don Ignacio González, que preside la Comunidad tras la dimisión de la muy votada doña Esperanza Aguirre, ha “inaugurado” las obras de la colocación de la prenda de abrigo cefálico de la plaza, y nos ha asegurado una cosa: que la plaza estará libre del casquete anti-polar para el inicio de la temporada taurina de 2013, para el Domingo de Ramos. Si analizamos bien sus palabras, nos queda claro que el Domingo de Ramos comenzará la temporada el año venidero, con lo que quedan absolutamente descartados posibles festejos antes de tal fecha, tal y como pretende Tauro-como se llame- el nuevo tripartito. Es decir, despídanse de un posible inicio de temporada taurina en Madrid, antaño plaza de temporada, antes de tal fecha, en ese afán empresarial por reducir –en cuanto puedan- el devenir de los festejos a las rentables ferias con el abono cautivo –con cuatro mil abonos menos que hace unos años, cautivos-. Junto a ello nos dejaba, muy de pasada, que en 2014 ya se vería, y que incluso podía contemplarse un inicio de la temporada bajo techamen. Es decir que este año, no, pero el que viene nos amenazan con la boina hasta mayo…
Y yo me pregunto cándidamente, ¿no eran estos taurodeltianos los empresarios de la ya cubierta Vista Alegre? ¿Y qué han hecho en ella? ¿Cuántos espectáculos taurinos han organizado en la plaza? ¿Qué programación complementaria, ya no contraprogramación como se hacía hace décadas en la Chata, han anunciado en estos últimos años, salvo aquella mini-feria y las becerradas sin picadores? ¿Cuántos han sido los espectáculos de toros en 2012? Cero zapatero, patatero, y pastelero, una rosca no sé si de vino, de mazapán navideño o roscón de rey mago… andaluz…

El acto de presentación de las obras (Foto: ABC.es)
La fiesta en Madrid ha vivido varios siglos sin cubierta, y creo que no es necesario subrayar el número de puertas grandes, salidas a hombros, triunfos de toros y toreros sin necesidad de aquello. El rabo que corta Belmonte en la corrida inaugural de 1934, o los nueve más seccionados por criterio popular y presidencial en su historia, las 14 Puertas Grandes del Viti, las 12 de Paco Camino, las 11 de Antonio Bienvenida, las 10 de Ruiz Miguel o Andrés Vázquez y tantísimas otras. Todos recordamos faenas bajo la lluvia, que sumaron a la heroicidad del éxito, la épica del gesto.  Y por toreros de los denominados artistas, alguno a veces medroso, como Curro o Aparicio, Finito y tantos otros. Y sin cubierta… El problema de la boina propuesta además, se agrava si tenemos en consideración de que reduce el aforo hasta la mitad o algo menos de las entradas (cada andanada suma unos 500 espectadores, cinco mil en conjunto, y casi otros tantos en las gradas y palcos). Las paupérrimas entradas conseguidas por los “ejemplares” carteles de Taurodelta o su tripartito sucesor empresarial, pasarían por buenas entradas en tales circunstancias. Eso sí, no sé cómo se podría respetar su abono si usted lo tiene en grada, andanada o últimas filas de tendido alto, precisamente donde se asienta la castiza boina. Porque podría darse el caso de una falta de localidades –en sombra, sol y sombra o sol- dado el elevado aun número de abonos… si es que alguien programara un cartel de campanillas o con algún torero emergente de enorme interés (la presentación del Juli, como novillero, ese 13 de septiembre de 1998, se saldó con un “no hay billetes”, recuerden). El propósito, por tanto, no es tanto sólo cubrir el coso durante los meses invernales, sino hacer lo posible para que la temporada se limite y concrete a los grandes feriales, mucho me temo. ¿Se acuerdan del máster de tenis y la supresión de dos festejos hace unos años? Pues eso.  

Recreación de la cubierta (Foto: 20 minutos.es)
Ya sé que habrá quién guste de cubiertas y parasoles (que piensen, por cierto, que a lo mejor reconsideran su entrada de sol o de sol y sombra y le suben el precio porque sólo le da la sombra) pero a mí, personalmente, me horripila. Desde luego es cuestionable. A mí me parecen espantosas las plazas cubiertas, con malos olores, cajas de resonancia, donde en verano te cueces vivo por falta de circulación de aire (algo ideal en este clima de “nueve meses de invierno y tres de infierno” madrileño), donde se acumulan los humos –no siempre buenos- y donde a poco que te manifiestes la algarabía, el ruido y el caos es espantoso. Y los asientos seguirán siendo igual de duros e incómodos que antes. Sólo sirven, acústicamente, para que resuenen más los olés de cierta cla, y los aplausos a veces pagados –o con regalo de entrada, algo nada nuevo bajo el sol y que estamos cansados de ver-.
El caso es que se nos amenaza, repito, con que en 2014 se amplíe el periodo de “boinificación”, y que quizá acaben por ponerla también en verano (de momento de esos 29 espectáculos previstos, los que se celebren en el estío lo harán sin cubierta, pero…). Y dados los problemas que ello suscitaría… pues se suprimen o trasladan festejos a las ferias y aquí paz y después “gloria económica”.
Por lo demás… ¿nadie se ha preguntado cómo es posible que una empresa, la del tripartito, que no ha liquidado a casi nadie, se gaste ahora cuatro millones en la boina venteña? Apunten, al parecer, liquidaron el mes de agosto a los empleados del coso, en octubre; han repartido pagarés y más pagarés a toreros y ganaderos… que han tenido que renegociar ya porque las arcas estarían aparentemente vacías, y prometen pagar a finales de abril… con los abonos isidriles de 2013 vendidos. Y eso que ha habido corridas por las que se han pagado dos, tres y hasta casi cuatro millones de las antiguas pesetas menos que en 2011 (12.000, 18.000 ó casi 24.000 euros menos…).  Y si eso ocurre, ¿cuándo pagarán a los diestros y propietarios del ganado de 2013? Y si no les conceden la prórroga en su momento… ¿dejarán de pagarlos ese hipotético año, si van con uno de retraso cada cual? Y mucho más importante como contribuyente activo al fisco estatal y madrileño, ¿han pagado ya el canon de este año a la Comunidad de Madrid? Y si no es así, ¿cómo sufre aquélla estos dispendios?
Todo esto, que tolera la Comunidad con una pasividad pasmosa, ¿no supondría reconsiderar a quienes se ha cedido la explotación del primer coso taurino del mundo? Claro que, si tenemos en cuenta que algunos miembros del Consejo taurino no se han enterado de la “boinificación” hasta que el hecho estaba consumado, nada nos extraña. Si, como nos tememos, el asunto de la boina no es rentable en esos 29 eventos cubiertos programados, ¿habrán de pagar de nuevo a toreros y ganaderos, en vez de en abril de 2013, con un nuevo  pagaré con fecha de la eternidad? Eso sí, mucho fasto y boato para su erección, pero ni una voz crítica que aclare estos pormenores en los medios de siempre… ¡Qué más da! Para mí que lo de la boina traerá cola, y eso que habrán de caparla correspondientemente.

1 comentario:

  1. Rafael

    Magnífico análisis de la problemática de la cubrición de la plaza de las Ventas.

    Tengo que confesar que los días de viento (tan frecuentes en Madrid) añoro las plazas cubiertas (quizás porque tengo la suerte de no haber estado viendo toros en ninguna).

    Pero a la vista del análisis efectuado está claro que los inconvenientes de cubrir superan con creces las supuestas ventajas. Y, sobre todo, que no resuelven lo primordial: la comodidad del aficionado enfrentado a la dura piedra decimonónica y, en ocasiones, hacinado. Algo inaceptable en un espectáculo que se precie en estos inicios del siglo XXI.

    Un cordial saludo

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