domingo, 11 de noviembre de 2012

Señales (y III)


Por Ángel Arranz Izquierdo

Estas reflexiones, realistas, son para contrarrestar los silencios decadentes o compinchados de los optimistas; son para contrarrestar los tópicos –“esto está como siempre o siempre ha sido así”-  de los inmovilistas; y son para alentar el posible nuevo cometido de intelectuales, sus socios y sus simpatizantes.
Seis señales –dejo otras señales y sobreros para otras opiniones, autorizadas por favor- para tomar y retomar rumbos tan inequívocos como esenciales y nítidos.
1ª) Hay que hacer elecciones y transformaciones naturales, coherentes y generosas, en y desde las raíces a las podas de los distintos árboles que sostienen los escalafones taurinos para conseguir variedad de frutos tan apetecibles como satisfactorios. No debe haber sitio prioritario para toros, toreros y toreos animadores o ventajistas. Y tiene que participar más el público asistente a los festejos, como participaba antaño, cuando los novilleros empezaban de banderilleros para irse haciendo en las cuadrillas de los maestros y los aficionados tomaban nota señalando con ovaciones a los aspirantes a medio espada primero, y a espada entero... después. Da igual la procedencia de los aspirantes.
2ª) Hay que recuperar encastes y hay que reglamentar el compro, vendo, hago o deshago en la camada brava, como si de unas instalaciones industriales, más en serie que en serio, se tratara. El toro bravo es uno de los inventos animalistas más capaces y difíciles que ha creado la inteligencia humana. Invento con sus pros y sus contras… como casi todos los inventos. Invento tan ancestral como evolutivo que con enigmas, anacronismos, contradicciones, experimentos e interrogantes, se ha convertido en guardián de los oasis ecológicos más atendidos, puros y enriquecedores de la fauna y flora. El toro bravo tiene derecho a indulto y es el animal con más señas de identidad. Invento intelectual y cultural –de imaginación y de cultivo- digno de ser Patrimonio de la Historia y de la Humanidad. La metáfora de la vida y la  muerte que representa el ritual tauromáquico es lo más parecido al mérito, placer y tragedia que nos cede o concede La Naturaleza misma. Invento que anula y denuncia con el máximo riesgo, y desde la suprema libertad, infinidad de actos o sacrificios mucho más temibles, sangrientos y evitables… digan lo que digan las bienintencionadas o marrulleras voces discrepantes, siempre o casi siempre legas en tan sensible asunto. Ojalá que las valerosas sangres de toros y de toreros fuesen las últimas sangres derramadas que contemplasen los ojos humanos.
3ª) No, los toros, toreros y toreos bravos no hay que dejarlos solos o en manos exclusivamente privadas; han de tener representación en las instituciones públicas: porque es uno de nuestros principales y honrosos signos de distinción y porque hay que dar réplica documentada y civilizada a descalificaciones propias, ajenas o tergiversadas, que burlan la veracidad, trayectoria y alegoría de su existencia. Hay que enseñar y demostrar, sin hipocresías ni osadías, por supuesto.
4ª) El mercadeo impuro y duro está fuera de lugar en general, y en La Tauromaquia en particular. Hay que volver al origen de su razón de ser en los festejos de pago; es decir, los posibles beneficios de todo tipo, han de repercutir en el sector, pero… sin olvidar su correspondiente proporción para obras comunes y sociales. Nada que ver con la patraña filosofal y la insaciabilidad de los mercaderes. Es mejor una plaza llena de público a x euros que media entrada a xx euros.
5º) Hay que fusionar y equilibrar lo mejor del pasado y del presente para mantenernos y para conquistar el futuro.
6ª) Hay que estudiar la nula, cercana o lejana relación entre Tauromaquia y Globalización. Hay que meditar sobre la “sensibilidad” que ¿Tontilandia? vende a niños, niñas y adolescentes. Hay que dar una visión integral, seria y didáctica a los turistas que se interesen o tengan simpatía y curiosidad hacia la Tauromaquia. Hay que adaptarse a tiempos y espacios con soltura y elegancia. Todo ello sin descomponerse y sin complejos.
No, estas seis señales no garantizan el éxito o el triunfo, pero su puesta y apuesta en escena garantiza superar la ceguera o desidia que nos aburre o bloquea.
-Imposible… dirán los que siguen haciendo caja con la crisis.
-Nada más lejos de la evidencia… diremos la mayoría.
La urgente toma de decisiones dependerá de la aptitud y actitud de los protagonistas, y de la capacidad y voluntad de los dirigentes. Pero por encima de ellos, dependerá de la exigencia, racionalidad, firmeza y conciencia de la mayoría de profesionales y aficionados precisos.
La crisis de crisis genérica y taurina, solo se superarán con señales y finalidades donde: la práctica de La Justicia Social sea el Primer Mandamiento de la Ley Humana. Y hay que ir desarticulando  el secreto de secretos. Eso o estamos condenados a que las crisis –sin excepciones- no desaparezcan, y se repitan hasta el hartazgo, el abandono, la irrelevancia, la crispación, la...
Señalar y acertar, esa es la cuestión… porque la causalidad y la casualidad son suplementos equivalentes en todas las partes que forman un todo. Y las abstracciones de fondo son las que funden y confunden las señales o luces para derrotar a las crisis. La claridad ha de ser el segundo mandamiento de la ley humana; los demás mandamientos han de ir en esa línea, o… estamos bastante peor de lo que nos dicen o de lo que creemos. Hay que concienciarse, comprometerse, y hay que arrimar los hombros de los hombres verdaderos: ¡YA!
No le demos más vueltas.

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