domingo, 8 de julio de 2012

Birlibirloqueando 6



Por Fernando Bergamín Arniches


Como bien se ha dicho: "La memoria tiene la virtud de no someterse al tiempo... desborda las leyes del periodismo, siempre sometido a la realidad". Por ello mismo, me permito estos comentarios tardíos, aunque lo sean sobre acontecimientos bastantes recientes. Agradezco siempre la generosidad y amistad de Rafael Cabrera, creador de este blog.
Pretendo tocar - a mi estilo - dos temas: por supuesto la corrida - reaparición este año - de José Tomás en Badajoz el pasado 25 de Junio, así como la siguiente del día 26. Y como segundo tema, que en este caso será el primero, pretendo hacer algún comentario sobre la Eurocopa de fútbol.

Quiero empezar con el acontecimiento futbolístico. La aparición, el día 3 de julio en Burladero.com, de un magistral comentario hecho desde Barcelona por el excelente escritor, periodista y crítico Paco March, titulado "El fútbol Fiesta Nacional", casi me ha dejado sin palabras para mi breve exposición sobre el tema, pero al mismo tiempo me ha impulsado a hacerlo. Quiero expresar mi repugnancia personal por la forma de producirse los hechos, al ganar España la famosa Eurocopa. Lo leído, visto (he procurado que fuera poco) y vivido estos días por la muchedumbre enfervorizada con su triunfo -legítimo, claro está- aunque apoyado de forma oficial por los más altos cargos políticos y mediáticos, tengo que decir que todo ello me ha parecido sencillamente penoso y lamentable. Precisamente en estos días leo el magnífico libro de Perelman "Le sport barbare" ("El deporte bárbaro"), libro publicado en Paris, no traducido aún al castellano por desinterés de las editoriales españolas. No me resisto a entregar a mis lectores alguna pequeña muestra del pensamiento de Perelman: "El deporte constituye el último gran tabú... El deporte mundializado, convertido en la más respetada religión universal del siglo XXI, legitima el orden establecido, cualquiera que sea. La Nación -nos explica directamente Perlman- ya no es un pueblo, sino un equipo; no es un territorio, sino un estadio; no una lengua, sino el bramido de la hinchada". Todo ello nos lo comenta Manuel Rodríguez Rivero, muy acertadamente, desde su sección crítica del suplemento Babelia de El País. "Las cosas funcionan como una especie de totalitarismo blando que invade y permeabiliza toda actividad (y hasta el pensamiento) de sociedades en las que constituye ya el único proyecto colectivo, capaz de galvanizar a los ciudadanos." Todo terrible, añado yo, terrible pero cierto, yo diría que patéticamente cierto. El fútbol se convierte también en la principal y actual "burbuja" que empuja los costes muy por encima de los ingresos potenciales, según un editorial publicado en estas fechas. Loado sea pues, el bramido de la hinchada.

Pero volvamos a Badajoz y al Arte del Toreo. Allí la tarde del 25 de Julio, con 44 grados a la sombra, renació una vez más José Tomás, en mi criterio el torero más importante que ha pisado los ruedos después de Manuel Rodríguez Sánchez. En seis pases naturales realizados en los medios de la Plaza a su segundo toro, ligados, de quietud y firmeza sagradas, de transparencia y perfección luminosa, de su decir más íntimo, pases naturales en los que nos dejó una vez más su muerte prematura, esa sin la cual parece no saber vivir. Todo ello realizado con la mayor dignidad y serenidad, expresadas a través de la magnificencia humana más sutil de su obra, que nos habla siempre de su trascendental sentir ético. Toda su tarde, además de ese momento único, fue plena y total. Su toreo de capa a la verónica "inventada" en su primero, al que añadió además un temple que jamás le habíamos visto, no puede describirse con palabras. Quedó José Tomás donde tenía que ser. En su único sitio posible. El de siempre. Ese "aposento" ya sólo suyo. Después, salvo excepciones importantes, llegarían las venganzas personales y críticas sobre su toreo, las traiciones y las infamias varias a su manera de ser. ¿Pero importan algo esas inquinosas envidias? A nuestro juicio lo engrandecen aún más.
Julián López El Juli, que allí quiso estar heróicamente para darnos una tarde de toros de una rotundidad total, un Juli inmenso de gran calado belmontino en sus dos enemigos, de una torería y verdad que nunca le habíamos visto, parecía realizar su toreo en homenaje y a la vez respuesta a José Tomás. Su tarde quedará para su historia y la del toreo. Tarde plena de madurez humana y torera.
Padilla, cumplió decorosamente su cometido. En mi opinión sobró en este cartel.

Al día siguiente, 26 de Junio, vimos un Morante siempre con torería pero también con cierta desgana en su segundo toro. Y llegamos a un Manzanares espléndido toda la tarde, con el mérito excepcional - casi por nadie señalado - de lidiar a su segundo enemigo con extrema inteligencia y valor, para terminar toreando en la pura belleza y creación a un animal imposible: de las cosas más importantes que hemos visto a este cada vez más puro y gran torero.
Y Talavante. Una vez más inspirado, lo que en este torero quiere decir ¡espléndido! Valiente, creador, y mágico en muchas ocasiones. Su toreo deja un sabor distinto, con mucho aún sugerido, que será muy alto cuando ya tome el claro vuelo de su expresión torera.
No se lidiaron "toretes" en estas dos corridas, creo que es falsa esta percepción. La presentación de los toros fué decorosa. Limpios de pitones, todos. Es cierto que faltó casta... y fuerza en algunos, y que hubo incluso cierta blandura. Pero no más que lo visto en los ultimos desastres de las llamadas "corridas duras" (me hace gracia el término). Samueles, Resinas, Cuadris, Aguirres, Victorinos... y otros "duros", pienso que no pueden ser ya hoy un ejemplo, ni de casta, bravura, ni nobleza. Se ha visto en Madrid, la última Feria. Algo perdido quedará por ahí..., difícil de encontrar. Un Escolar no hace un colegio. El desamparo del aficionado con el toro, queda patente, pero no sólo con lo que llaman "torete". En la Plaza Monumental de Madrid hace años que ya no se puede ver torear, precisamente por la presencia de un toro equivocado y de la escasísima calidad de los toreros que suelen abundar en sus carteles.
"De lo que nunca se duda es de los duendes. Son lógicos", escribió uno de los últimos grandes románticos, el inglés Yeats, y lo escribió muchos años antes que nuestro García Lorca hablara de duendes flamencos y toreros. En esas dos tardes de Badajoz yo no dudo que esos "duendes lógicos" estuvieron en los naturales de Tomás, y allí quedaron perplejos... Se acercaron también a la grandeza de El Juli. A la plenitud de Manzanares. Y a la locura de Talavante. Después el infernal calor los espantó. Son lógicos y reales... Saben además que los "toretes" matan. A Madrid ya no van nunca: es cuestión de buen gusto y de magia torera.

2 comentarios:

  1. Rafael

    Sensacional, Rafael. Suscribo tus opiniones y las comparto plenamente

    Un abrazo

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  2. Extraordinario, me ha encantado, tanto el tratamiento de un tema como del otro, independientemente que esté de acuerdo o no (en un 90%, estoy) Me lo recomedó el amigo José Morente y no tiene desperdicio.
    La pasada semana discutí con algún amigo futbolero sobre ciertos aspectos de la celebración del título europeo,(que por otro lado, he seguido y celebrado, por supuesto)pero lo cortés no quita lo valiente y el "todo vale" porque hemos ganado y somos la leche, a mi no me vale.
    Un saludo

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